El poder que hay en mirar a Jesús

Me gusta predicar acerca de mirar a Jesús y ocuparse en Cristo más que en uno mismo. Pero, ¿Qué es lo valioso en cuanto a mirar a Jesús? ¿En qué manera esto pone dinero en tu cuenta bancaria y comida en tu mesa? ¿Cómo ayuda esto a tus hijos en sus estudios? Los creyentes que me han hecho estas preguntas creen que son pragmáticos, pero no se dan cuenta de que los milagros ocurren cuando ellos mantienen sus ojos en Jesús. Observa lo que le ocurrió a un pescador llamado Pedro, que fue uno de los discípulos de Jesús, en Mateo 14:22-33. Cuando su barca estaba en pleno un lago, lo más sensato que un pescador experimentado podía hacer era quedarse en ella. La ciencia dice que si te paras sobre el agua, ¡te hundirás!

Pero el milagro más grande que Pedro experimentó sucedió una noche cuando —en plena tormenta— dio un paso fuera de su barca, ante la palabra de Jesús. Esa noche, los vientos azotaban turbulentos, sin embargo, mientras Pedro mantuvo sus ojos en Jesús, hizo lo imposible: caminó sobre el agua. Jesús avanzaba sobre el agua y cuando Pedro lo vio, llegó a ser como el Maestro e hizo lo sobrenatural. La Palabra de Dios declara que “nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”.

Amado, así como Jesús, eres tú en este mundo. Cuando te mantienes enfocado en Él, eres transformado de gloria en gloria a su imagen. Eres transformado al contemplarlo, no por obra. Cuando veas que Jesús está por encima de las tormentas de tu vida, te levantarás sin esfuerzo por encima de ellas. Ninguna cantidad de esfuerzo propio podría haber ayudado a Pedro a caminar sobre el agua. Cuando lo hizo, sucedió simplemente porque estaba mirando a Jesús.

Ahora bien, considera lo que pasó en el momento en que Pedro quitó sus ojos de Jesús y comenzó a mirar al viento y a las olas a su alrededor. En ese instante volvió a ser normal y comenzó a hundirse. Ahora, imaginemos que esa noche no había tormenta, ni vientos que aullaban ni olas que se estrellaban. Vamos a imaginar que era una noche en perfecta calma y el mar de Galilea estaba tan quieto como un espejo, sin una sola ondulación en su superficie. ¿Podría Pedro haber caminado entonces sobre el agua? ¡Por supuesto que no!

Caminar sobre el agua no es algo que cualquiera pueda hacer, esté o no el agua en calma. En realidad, el viento y las olas no tuvieron nada que ver con la habilidad de Pedro para caminar sobre el agua. Lo mejor que pudo haber hecho era mantener los ojos en Jesús y no mirar la tormenta. Así mismo, en lugar de mirar lo insuperables que son tus circunstancias y retos, aleja tu mirada de eso y mantén tus ojos en Jesús. Aunque parezca poco práctico, es lo más poderoso que puedes hacer y ¡Jesús hará que imperes sobre cada tormenta de tu vida!

Si piensas que el simple hecho de mirar a Cristo es algo inútil, te reto para que veas que no lo es. En efecto, es lo más práctico que alguna vez puedas hacer. Mantén tus ojos en Cristo y te volverás cada vez más como Él, ¡te llenarás de salud, fuerza, sabiduría y vida!

Pensamiento de hoy: Puedo caminar por encima de mis problemas cuando mantengo mis ojos en Jesús y confío en Él.

Joseph Prince.